La comarca cacereña de Las Hurdes es
una región maldita. Las Jurdes, como la conocen sus naturales en ese
peculiar dialecto altoextremeño procedente del leonés, ha sido durante
siglos símbolo del atraso del medio rural español; especialmente a raíz
de la película Las Hurdes, tierra sin pan, que Luis Buñuel realizó en 1932.
Para luchar contra esa pobreza, a Franco se le ocurrió promover un
gran plan de desarrollo basado en la repoblación forestal de grandes
masas de pinares. Hoy esos pinos, inútiles para aportar riqueza, han
ardido en un nuevo incendio. Intencionado, por supuesto.
Por suerte no hay que lamentar víctimas personales, pero los daños
ambientales son cuantiosos. Especialmente para una especie emblemática y
amenazada: el buitre negro. Según han informado técnicos de la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, el fuego ha carbonizado en sus nidos a cuatro pollos
de esta bella necrófaga. Al menos once plataformas vacías de la misma
colonia de cría han quedado igualmente destruidas. Debe ser terrible
para una poderosa ave ver impotente desde el aire cómo su cría se quema. Perfectamente emplumada, pero aún incapaz de volar, aletear inútil, aterrada ante el avance de las llamas.
El incendio supone el fin del hábitat para los
buitres negros de una zona muy amplia. Y lo que es aún peor. Quema lo
poco que se había salvado del último incendio registrado en la zona hace
tres años.
La zona quemada había sido propuesta para incorporarse a la Red
Natura 2000 como ampliación de la Zona de Especial Protección para las
Aves (ZEPA) de Las Hurdes. Algo que no parece casual.
SEO/BirdLife ha solicitado iniciar un plan de recuperación ambiental y socioeconómico
de Las Hurdes que permita la recuperación de los valores ambientales,
turísticos y sociales de la comarca, tan dañados por los incendios de
los últimos años. Desgraciadamente, para estos pobres pollos de buitre
negro las medidas llegarán tarde.