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jueves, 21 de julio de 2011

Las rapaces mantienen a raya al topillo

En 2007, una plaga de topillos campesinos arrasó los campos de cereal de la meseta castellana y provocó pérdidas cercanas a los 20 millones de euros. El uso de diferentes venenos (Castilla y León se gastó 24 millones de euros en estos productos químicos para frenar la plaga) sólo consiguió diezmar la fauna de la zona y provocar un desastre ambiental. Sin embargo, los topillos siguen ahí. La solución bien podría estar en la naturaleza y no en la química: usar a los que siempre fueron sus depredadores naturales.
El Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA ) quizá ha encontrado la manera de parar al topillo. Como ya se había ensayado antes en Israel o India, apostaron por usar a rapaces que tuvieran entre su dieta a los roedores.
El problema es que casi habían desaparecido de Castilla y León por el avance de la agricultura. Sin árboles, no tenían donde anidar. Por eso, plantaron 300 postes con cajas en una zona de 6.000 hectáreas con la ayuda de la Fundación Biodiversidad . Querían que las aves volvieran. "Elegimos a la lechuza común y al cernícalo vulgar porque son especialistas en el topillo campesino", explica el biólogo de GREFA Alfonso Paz.

El 90% de la dieta de la lechuza, por ejemplo, se compone de roedores. Además, mientras esta ave caza de noche, el cernícalo es un cazador diurno. La idoneidad de estas dos rapaces es completa porque su periodo de cría coincide con los meses de reproducción del topillo. Además, se ha comprobado que con la abundancia de comida estas aves crían más pollos.El primer objetivo de los biólogos de GREFA era incrementar la presencia de estos depredadores colocando los nidos artificiales y, a tenor de las cifras, lo han conseguido.
La primera fase del proyecto comenzó en 2009. Entonces apenas había lechuzas en los tres municipios de Zamora, Valladolid y Palencia donde están ensayando este control biológico. Ahora hay 20 parejas anidando. El crecimiento de la población de cernícalos es similar. Frente a 15 parejas detectadas hace dos años, ahora cuentan con unas cien y el año podría acabar con 400 ejemplares.

Ahora están estudiando el impacto del aumento de la población de depredadores en el número de topillos. Aunque la actual campaña no acaba hasta agosto, los resultados son prometedores. Los investigadores han comprobado que hay menos roedores en 500 metros a la redonda de cada poste. "Por lo que vemos en las tres zonas de control que tenemos a cinco kilómetros de las del proyecto, hay un número mucho menor de topillos", explica el biólogo de GREFA.

domingo, 17 de julio de 2011

La esperanza para el águila imperial se llama María


María extiende sus alas y revolotea apenas tres o cuatro metros. Para un profano puede parecer un intento torpe pero, en realidad, supone un enorme avance en la vida de este bello ejemplar de águila imperial, el primero que ha nacido en cautividad en todo el mundo.
Su nombre completo es María Airam, es una hembra y nació hace 70 días en el Centro de Recuperación de Rapaces Ibéricas(CERI) de Sevilleja de la Jara, Toledo, dependiente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
El centro está ubicado en una finca de 14 hectáreas, rodeado de un paisaje duro y agreste en la comarca de La Jara, en el límite entre Castilla-La Mancha y Extremadura.
Allí, un equipo de investigadores, liderado por el veterinario Juan Manuel Blanco, ve estos días con satisfacción cómo el polluelo, fruto de casi dos décadas de trabajo, corretea alegremente por las instalaciones del centro, sin absoluta conciencia de que su mera existencia supone un halo de esperanza para su especie, una de las más amenazadas entre las aves rapaces.
María Airam nació a las 8:48 horas del 7 de mayo pasado. Los técnicos del CERI vieron con inmensa alegría cómo del huevo fecundado por reproducción in vitro que habían mimado durante 42 días surgía un polluelo de 92,90 gramos de peso.
“María salió del huevo sola, no hubo que ayudarla, lo que indica que tiene muy buena salud”, asegura a RTVE.es Juan Manuel Blanco, veterinario del CERI.
A este centro de Sevilleja de la Jara, dedicado desde 1981 a la recuperación de rapaces, llegan cada año casi 700 animales con graves daños a causa de los tendidos eléctricos, los venenos y otras causas. El equipo del centro intenta curarlos y en torno a un 45% son devueltos a la naturaleza.
Pero aquellos que no tienen condiciones suficientes para sobrevivir en el medio se quedan en las instalaciones y muchos de ellos permiten llevar a cabo programas de reproducción de cría en cautividad. Es el caso de los padres biológicos de María, que llegaron al centro con graves heridas causadas por electrocución.
“El problema es que el semen de los machos de águila imperial tiene muy mala calidad por los niveles tan altos de estrés que sufren”, afirma Blanco. Por eso, buena parte del trabajo de estos años ha sido de ensayo/error, realizando pruebas que redujeran ese estrés que les provoca la cautividad.
Un ejemplo: esta especie no hace nidos más que en árboles vivos, algo que los técnicos tardaron en descubrir y que les ha permitido mejorar los resultados.

lunes, 11 de julio de 2011

Nueva vida encontrada en Madagascar

viernes, 8 de julio de 2011

Willy el perro bailarin



Taconeo y movimiento de caderas a este perrito lo que no le falta es ritmo. Se llama Willy, es un chiguagua de un año y su dueño no ha dudado en colgarlo en la red. El vídeo ha recibido más de un millón de visitas en menos de una semana.

viernes, 1 de julio de 2011

Expoliadores de nidos, operacion Horus


La operación «Horus» de la Guardia Civil ha «desmontado» nueve años de trabajo del centro de cría en cautividad del águila imperial de Sevilla, cuya empresa gestora llevaba años falseando datos que justificaran el éxito de su labor para seguir cobrando subvenciones de la Junta de Andalucía.

El fraude del citado centro es sólo una de las «patas» de una extensa red dedicada al expolio y tráfico de aves rapaces protegidas que acaba de desarticular la Unidad Central Operativa Medioambiental (UCOMA) del Seprona en nueve provincias españolas, y que se ha saldado con la detención de 16 personas, entre ellas tres de los cuatro trabajadores del centro sevillano, incluyendo a su director.

Según explicó a Efe el capitán del Seprona José Manuel Vivas, los implicados supuestamente robaban huevos y pollos de águila imperial del medio natural y los llevaban a Sevilla, donde los presentaban como nacidos en el centro «para seguir cobrando las subvenciones» de la administración andaluza, que podrían rondar el millón de euros anuales por diferentes conceptos desde 2002.

De este modo, los detenidos «presentaban datos de un proyecto científico de éxito, pero en realidad todo era una estafa en tanto que los huevos eran extraídos del medio natural», explicó Vivas, quien considera que la Junta de Andalucía ha sido «víctima» en este caso, en tanto que la empresa subcontratada para gestionar el centro «usaba sus subvenciones para otros fines». En cualquier caso, el trabajo del centro era tan «poco científico» que los agentes han encontrado hasta un pollo de águila real que había sido expoliado de un nido pensando que era de imperial. No obstante, la trama no acaba en el centro de San Jerónimo (Sevilla), cuyos trabajadores formaban parte de una red que podría estar integrada por más de 150 personas dedicadas a expoliar nidos y a falsificar documentación y anillas, como parte de un negocio ilegal de compraventa de rapaces. Entre las especies afectadas había halcones peregrinos, cernícalos, azores, autillos, gavilanes y, sobre todo, la más majestuosa y amenazada de las rapaces, el águila imperial.Se han incautado de 101 rapaces vivas y 11 muertas congeladas, que al parecer tenían en «reserva» para cuando «les interesara decir legalmente que una rapaz había muerto».

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