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viernes, 30 de diciembre de 2011

Cincuenta perros muertos a manos de un cazador

Medio centenar de cadáveres de perros presuntamente asesinados por su responsable, un cazador, fueron encontrados en la mañana del pasado martes 27 de diciembre en una zona boscosa de Montcada i Reixac (Barcelona) después de una denuncia por maltrato animal presentada por un vecina.
Agentes Rurales y de la Policía Local levantaron los cadáveres de los perros, que en algunos casos llevan hasta seis meses en el bosque cubiertos por bolsas. Al parecer, el sospechoso estrangulaba a los perros que volvían heridos de la caza o que ya eran demasiado viejos para seguir “trabajando”.
No deja de resultar irónico que una persona que dedica parte de su tiempo a dar muerte a otros animales en el contexto de la actividad de la caza vaya a ser amonestada por hacer exactamente lo mismo que hace habitualmente sin ningún tipo de objeción social: vulnerar los intereses fundamentales de individuos de otras especies para satisfacer una necesidad propia. Tanto los perros, considerados como “propiedades” del cazador, como los animales que durante años hayan muerto a manos de éste y su escopeta en el bosque, vieron menospreciados sus intereses más básicos en función del valor que un ser humano decidió conceder a sus vidas.
Dentro de este menosprecio que la sociedad en general manifiesta por la vida de los demás animales, existen grados de empatía y de rechazo moral ante determinadas prácticas. Así, el cazador se enfrenta a una condena por la vía penal por “maltrato de animales con resultado de muerte”, que le podría comportar de tres meses a un año de prisión así como la inhabilitación para tener animales a su cargo por un período de 5 años. Además, podría ser castigado con una sanción administrativa de hasta 20.000 euros por no disponer de los permisos pertinentes ni tener las instalaciones acondicionadas para acoger a los perros.
Sin embargo, no será juzgado por las innumerables víctimas que sus jornadas de caza causaron.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Siku, el oso polar que enternece al mundo


Siku es un pequeño cachorro de oso polar que nació en el zoo de Kolind, en Dinamarca, el pasado 22 de noviembre. Su madre, Ilka, no era capaz de producir suficiente leche para alimentarle, por lo que los cuidadores del zoo decidieron 'adoptarle' cuando tenía dos días y criarle a base de biberones.
Ahora el pequeño osito ya ha abierto los ojos y  lleva camino de convertirse en toda una estrella mediática tras cautivar a los internautas con un vídeo en Youtube que acumula ya más de un millón de reproducciones.
Tras cumplir su primer mes, el oso ya pesa 3.200 gramos y ha duplicado su peso desde que nació. Fue bautizado por sus criadores como Siku, que significa "El hielo del mar" en el idioma groenlandés.
El nombre simboliza también el peligro que corren estos animales, amenazados de extinción por la paulatina desaparición del hielo ártico a causa del cambio climático.
La historia de Siku recuerda a la del osito polar Knut que se convirtió en una celebridad en el zoo de Berlín tras ser rechazado por su madre en 2007 y pasar a manos de uno de los cuidadores del centro. Su crecimiento fue televisado, ríos de turistas se acercaban a verle al zoo, donde se vendía todo tipo de merchandising relacionado con el oso hasta que falleció este año fatídicamente tras morir ahogado en el lago artificial que tenía en su recinto.

Fallece 'Chita', la chimpancé de Tarzán de los Monos


Ha muerto la mona Chita. He ahí un obituario. La noticia ha saltado el día de los inocentes provocando inicialmente las lógicas reservas. Pero la defunción queda confirmada. Ha sido de infección renal a la provecta edad de 80 años, en un centro de acogida para primates en Florida. Varias generaciones de humanos por no hablar de la selva entera estamos sobrecogidos. Se ha ido la célebre mona (para nosotros siempre fue ella, aunque para los anglosajones era Cheeta, él, un macho) a hacerle compañía a su primo de zumosol albino Copito de nieve y a tantos otros simios de empaque como sus congéneres Ham, el chimpancé astronauta o la hembra Washoe, que fue la primera en aprender el lenguaje de signos.

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