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martes, 20 de noviembre de 2012

Día Universal del Niño 20 de noviembre

«Todos hemos sido niños alguna vez. Y todos deseamos por igual el bienestar de nuestros niños, que siempre ha sido y seguirá siendo el anhelo más universal de la humanidad».

viernes, 16 de noviembre de 2012

Un decreto amenaza a los últimos caballos salvajes de Galicia


La única cabaña de caballos salvajes de España, la más numerosa de Europa, está en peligro de desaparecer. Los garranos o ponis gallegos están amenazados por un decreto regional que impone fuertes multas a los propietarios por dejarlos en el monte, como se ha hecho desde hace miles de años. Los resultados de esta norma irreflexiva han sido fatales. Hace dos años había entre 18.000 y 20.000 cabezas de este animal único en Galicia. Ahora, aunque no hay censo oficial, no quedan más de 16.000. Los últimos equinos indomables a los que la administración se empeña en domesticar a golpe de boletín oficial. Algo tan difícil como domesticar jabalíes.
La nueva normativa dificulta la tenencia de dichos caballos, encareciéndola con tasas y caros microchips identificativos (más caros que los propios potros), burocratizándola y obligando a encerrar los animales en “pastos registrados”. Si el animal no tiene chip, será sacrificado.
Los garranos galaicos tienen un enorme valor biológico como mantenedores de unos paisajes únicos donde las praderas se intercalan con los bosques. También ayudan a evitar los incendios forestales. Incluso podrían llegar a ser considerados subespecie equina independiente, la Equus ferus atlanticus. Pero sobre todo tienen una inmensa importancia cultural. Especialmente en reuniones ganaderas únicas como la tradición de los curros o “rapa das bestas”, fiesta anual donde se les encierra por un día para raparlos y sanearlos, siendo devueltos después al monte. Sobreviven en un ambiente hostil donde no podría vivir un caballo doméstico, en dura lucha con el lobo, a cuyas poblaciones ayudan involuntariamente a conservar reduciendo así el impacto en la ganadería.
El biólogo Santiago Bas López es el promotor de una cibercampaña lanzada a través de Change.org para proteger a los últimos garranos galaicos. En 15 días ha logrado más de 10.000 firmas. Su objetivo es salvar al caballo salvaje “de un decreto que lo aboca a la extinción”. La suya y la de una cultura milenaria.

jueves, 15 de noviembre de 2012

'La Güela', la osa más veterana de Castilla y León ha muerto

 
La Güela, la osa más veterana de Castilla y León ha muerto. Vivía en el parque de Cabárceno ya que era imposible que sobreviviera en libertad. Estaba enferma, pero ha logrado todo un récord para los plantígrados, llegar a los 25 años.
La Güela era el ejemplar de oso pardo hembra salvaje más viejo de España. Desde el primer momento en el que se detectó la presencia de la osa en la montaña palentina, efectivos de la guardería y de la Junta de Castilla y León se han volcado en facilitar y alargar sus condiciones de vida.
Aún así no ha podido sobrevivir. En el último año sus condiciones de vida eran muy precarias, a penas comía y tenía grandes limitaciones sensoriales.
Una necropsia, para certificar las causas de su muerte, servirá además para realizar un estudio sobre el tipo de enfermedades que tienen los osos cuando llegan a la ancianidad.
La Güela es el ejemplo de que los osos en estas tierras palentinas morían de viejos, síntoma a su vez de la confortable calidad de vida.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Así matamos a los gigantes del bosque


Desde niño siempre me fascinaron las secuoyas. Especialmente un fabuloso ejemplar al que abrieron un gran túnel en su tronco para cruzarle una carretera. Me preguntaba ¿no sería más fácil rodearlo que atravesarlo? A través de Twitter, un reportaje publicado en Amusing Planet me ha recordado mis dudas y fascinaciones infantiles con este árbol. Muestra una serie de fotos de leñadores realizada en 1915 en Humboldt County, California, cuando la tala de secuoyas estaba en su apogeo. Las imágenes son parte de las colecciones de la Universidad Estatal de Humboldt y fueron realizadas por el fotógrafo sueco A.W. Ericson.
Cuando se descubrió oro en el noroeste de California en 1850, miles de personas se lanzaron a las remotas regiones donde crecían las secuoyas en busca del preciado metal. Fracasaron y se tuvieron que conformar con explotar otra riqueza, la madera de esos bosques milenarios donde crecen las coníferas más altas del planeta. Algunos de esos gigantes caídos tenían más de 2.000 años. Nacieron varios siglos antes de que lo hiciera Jesucristo, pero les dio igual. Los talaron.
El impacto fue terrible, a pesar de que fotografías como las del sueco Ericson pusieron en marcha los primeros movimientos ciudadanos para lograr su protección. En esa época las secuoyas cubrían más de 8.100 kilómetros cuadrados de la costa de California. Cuando finalmente el Redwood National Park fue creado en el año 1968, casi el 90% de los bosques originales de secuoyas habían desaparecido.
¿Imágenes del pasado? En absoluto. Las grandes secuoyas están finalmente protegidas, incluidos gigantes como Hyperion, una secuoya roja de 115,55 metros, el ser vivo más alto del mundo. Pero en las selvas del Amazonas, Borneo o Congo seguimos derribando gigantes únicos, los más viejos, grandes y hermosos del planeta, para convertirlos en papel higiénico. Sólo que ahora hemos aprendido. Ya no nos hacemos fotos delante de ellos.


Por cierto, que el nombre de secuoya tiene su gracia. Está dedicado a un jefe cheroqui llamado Sequoyah, aunque este pueblo era propio del centro-este de América del Norte donde nunca ha crecido uno de estos árboles. Un fallo del botánico.

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