Después
de ver las estadísticas de accidentes por mordida de perro en la ciudad
de Barcelona (100 por cada 100.000 habitantes al año*), y contando que
esta cifra incluye sólo las mordeduras que se han declarado oficialmente
(es decir, una pequeña proporción del total), me he decidido a escribir
este post.
Muchas personas no saben cómo actuar cuando un perro echa a correr tras ellas, con la aparente intención de “atacar”. Es fundamental estar preparado y para ello basta con conocer cuatro instrucciones básicas.
Me gustaría que este artículo fuera breve y conciso, por lo que no
entraré a debatir sobre las posturas corporales del perro, las
diferentes motivaciones que pueden llevarle a mostrar un comportamiento
agresivo, etc. Podemos hablar de todo eso en próximos artículos más
específicos, si os parece.
Me voy a limitar a explicaros qué hacer si un perro corre tras vosotros con la aparente intención de “atacar”.
INSTRUCCIONES BÁSICAS
1.NO gritar y mantener la calma: Es fácil decirlo y
sé que no siempre tan sencillo hacerlo. Pero resulta importante entender
que un perro que corre tras nosotros con actitud amenazadora se
excitará todavía más si observa que su “presa” entra en estado de
pánico. Tenéis que pensar que, lo más frecuente, es que el perro nos
ladre y persiga porque quiere alejarnos de su territorio. Por lo tanto,
si ése es su objetivo, no entrará en conflicto directo a no ser que lo
provoquemos.
2. No usar palos ni otros objetos amenazadores: si el perro se siente amenazado, atacará. Por eso, tampoco debemos intentar ahuyentarlo con la mano o los brazos.
2. No echar a correr: El movimiento promueve la
conducta depredadora en los perros. Si corremos, estaremos fomentando
que el animal active su “instinto cazador”.
También puede ser que estemos subidos encima de un patinete, unos
patines o una bicicleta y sea el propio movimiento el que ha provocado
la respuesta predatoria en el perro. De nuevo, lo mejor es parar y
mantenernos tranquilos.
3: Adoptar postura de árbol: Démosle la espalda al
animal, para que no pueda saltarnos a la cara, y mantengámonos
inmóviles, con los brazos pegados al cuerpo. Lo más tranquilos que
podamos. Seguramente el perro continuará ladrando para asustarnos, pero
lo hará desde cierta distancia.
4. Retirarse lentamente: Recordemos
que lo que seguramente pretende el perro es echarnos de su territorio.
Por eso, podemos retirarnos paulatinamente para mostrarle que no
pretendemos ser ninguna amenaza para él.
En conclusión, lo que me gustaría que quedara claro es que los
perros, y todos los animales en general, suelen dejar la pelea y el
ataque como última opción. La lucha es una estrategia que supone un
enorme gasto de energía y no suele utilizarse a no ser que el animal se
encuentre acorralado o deba defender un recurso concreto que garantice
su supervivencia. Por lo tanto, en la mayoría de las ocasiones, cuando
un perro echa a correr tras nosotros su intención inmediata no es el
ataque. Tener esto claro nos ayudará a mantener la calma.
Si queréis saber más, este artículo de la etóloga y veterinaria Sophia Yin amplía algunos puntos: