La mayor afluencia de mozos que participa en el encierro durante el
fin de semana ha estado a punto de provocar una auténtica tragedia. Un
gigantesco montón se formó justo en la puerta de acceso al ruedo, lo que
impidió que pudieran entrar los toros y cabestros que llegaron a toda
velocidad y se encontraron una barrera humana en la que se mezclaba la
angustia, los aplastamientos y las escenas de pánico.
Mientras algunos mozos trataban de deshacer el montón desde el
interior de la plaza, los animales de cuatro patas, tan sorprendidos y asustados como
los animales humanos de dos patas, buscaban un hueco entre la muchedumbre sin comprender qué
estaba sucediendo a su alrededor, pero con la fortuna para todos los
corredores de que los animales de cuatro patas, solo mostraron interés por seguir
adelante olvidándose de quienes le impedían el paso, los animales de dos patas. En caso contrario,
estaríamos hablando ahora de una tragedia de imprevisibles
consecuencias, para unos y para otros.