Las aves son bellas, pero ante todo son un excelente bioindicador
del estado de salud de nuestros ecosistemas. Fáciles de ver, también de
identificar, pero muy frágiles a las alteraciones del hábitat, la
evolución de sus poblaciones a mejor o a peor nos señalan con certera
efectividad hacia dónde va la naturaleza, que es el planeta, nuestra casa y único hogar posible.
¿Hacia dónde vamos entonces? Hacia la pérdida irreversible de biodiversidad.
Una de cada ocho especies de aves en el mundo están en peligro de extinción según un reciente estudio de Birdlife International, la mayor coalición de organizaciones de conservación del mundo integrada por 121 ONGs de todos los países y que cuenta con 13 millones de socios y 7.000 grupos locales. El ‘State of the World’s Birds’ es un informe exclusivo sobre el estado de conservación de más de 10.000 especies de aves en el que han participado cientos de científicos. En él se avisa que tan dramática estadística podría ser una evidencia del “rápido deterioro del medio ambiente global y que podría afectar al género humano”.
BirdLife International es la autoridad oficialmente designada por la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) para
informar sobre las aves que deben ser incluidas en la Lista Roja de especies en extinción. En la última revisión, 1.313 especies (una de cada ocho del total mundial) fueron clasificadas como amenazadas de extinción.
De ellas, 189 están consideradas “En Peligro Crítico”. Desde el año
1500 se estima que se han perdido ya 150 especies de aves, un ritmo de
desaparición que supera varias veces la pauta natural de extinción.
Empezamos por el mítico dodó, pero ahora están en peligro especies tan familiares como los gorriones, casi desaparecidos del Reino Unido, o las codornices y las tórtolas comunes, que cada vez tienen menos de comunes.
Todas las alarmas están encendidas en esta loca carrera mundial hacia el desastre ambiental, pero nuestra disparatada nave planetaria no encuentra el freno. O no quiere pisarlo, que es peor.
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Un resumen del State of the World’s Birds puede descargarse desde este enlace. La imagen que ilustra este post es el dibujo que Roland Savery hizo en 1626 de uno de los últimos dodós, ave ya extinta.
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