El hambre de los buitres puede tener los días contados después de que la Unión Europea haya dado luz verde a un nuevo reglamento, que establece una excepción a la actual prohibición de abandonar animales muertos en el campo, que constituyen la base de la alimentación de las aves carroñeras.
A raíz de la crisis de "las vacas locas", la Comisión Europea aprobó en 2002 el reglamento 1774/2002, que regulaba el destino de los subproductos animales no dirigidos al consumo humano, entre ellos, los restos de ganado muerto.
Esta normativa supuso un cambio en la gestión ganadera, ya que obligaba a recoger e incinerar los restos de ganado que mueren tanto de forma natural, como por accidente o enfermedad, lo que poco a poco trajo consigo una disminución de alimentos para las aves necrófagas, ha explicado Ana Íñigo, de SEO/BirdLife.
La prohibición de abandonar animales muertos ha tenido una incidencia especial en España, que concentra aproximadamente el 90% de las aves carroñeras de toda la Unión Europea.