El toro Ratón agrandó ayer su fama homicida al confirmarse la muerte de un hombre de 29 años a quien el morlaco embistió y revolcó por el suelo el sábado por la noche, durante un concurso de recortadores en Xàtiva (Valencia). La víctima se encontraba, al parecer, en estado de embriaguez y había sido sacada del coso previamente, pese a lo cual volvió a saltar al ruedo. Tras ser alcanzado en medio de la plaza, el joven hizo amago de levantarse, se desplomó, fue sacado a rastras de la arena por varios festeros y falleció poco después en el hospital.
El Ayuntamiento de Xàtiva, gobernado por el presidente provincial del PP, Alfonso Rus, descartó que fueran a suspenderse los festejos taurinos programados hasta el sábado. La leyenda negra de Ratón, toro lucero de 10 años y 500 kilos, empezó con otra muerte: la de un hombre de 54 años al que corneó en las fiestas patronales del puerto de Sagunto, en 2006.
Por raro que pueda resultar, aquello no significó el fin de su carrera. Todo lo contrario. A su dueño, Gregorio de Jesús, empezaron a lloverle ofertas. Todos los pueblos con espectáculos taurinos (y en Valencia se cuentan por centenares) querían tener a Ratón. El precio de las entradas se doblaba tratándose de él. El caché del morlaco se multiplicó: a pesar de que el alquiler habitual de un toro ronda los 2.000 euros, y a pesar de la crisis, la plaza de Xàtiva pagó el pasado sábado 10.000 euros por contar menos de una hora con Ratón. La Red se llenó de vídeos recopilatorios con sus cogidas. Y en las plazas su participación se anunciaba con carteles especiales: Ratón persiguiendo a un festero, Ratón subiendo la rampa de una de las pirámides que suelen instalarse en los cosos, Ratón mirando desafiante al público.
Con su nombre en grandes letras. Como si fuera un torero. La fama de Ratón e Internet se retroalimentaron: en algunos foros de aficionados se le atribuyen varias muertes, a pesar de que la de ayer fue la segunda. El morlaco cuenta, sin embargo, con un amplio historial de cogidas, algunas espeluznantes. Canals en 2004. Museros en 2005. Yátova en 2006. Valencia en 2008, donde un joven de 27 años recibió una cornada en el cuello...
Hace un año, tras el nacimiento en Palencia del primer toro de lidia clonado, el empresario De Jesús acariciaba la idea de hacer lo mismo con el toro Ratón, y perpetuar así su ya leyenda sangrienta.
Por raro que pueda resultar, aquello no significó el fin de su carrera. Todo lo contrario. A su dueño, Gregorio de Jesús, empezaron a lloverle ofertas. Todos los pueblos con espectáculos taurinos (y en Valencia se cuentan por centenares) querían tener a Ratón. El precio de las entradas se doblaba tratándose de él. El caché del morlaco se multiplicó: a pesar de que el alquiler habitual de un toro ronda los 2.000 euros, y a pesar de la crisis, la plaza de Xàtiva pagó el pasado sábado 10.000 euros por contar menos de una hora con Ratón. La Red se llenó de vídeos recopilatorios con sus cogidas. Y en las plazas su participación se anunciaba con carteles especiales: Ratón persiguiendo a un festero, Ratón subiendo la rampa de una de las pirámides que suelen instalarse en los cosos, Ratón mirando desafiante al público.
Con su nombre en grandes letras. Como si fuera un torero. La fama de Ratón e Internet se retroalimentaron: en algunos foros de aficionados se le atribuyen varias muertes, a pesar de que la de ayer fue la segunda. El morlaco cuenta, sin embargo, con un amplio historial de cogidas, algunas espeluznantes. Canals en 2004. Museros en 2005. Yátova en 2006. Valencia en 2008, donde un joven de 27 años recibió una cornada en el cuello...
Hace un año, tras el nacimiento en Palencia del primer toro de lidia clonado, el empresario De Jesús acariciaba la idea de hacer lo mismo con el toro Ratón, y perpetuar así su ya leyenda sangrienta.