Mañana, 24 de octubre, correrán libres por San Cebrián de Mudá (Palencia) tres caballos de la raza Prezwalski, los más parecidos a los que pintaron nuestros antepasados en las cuevas de Altamira y Tito Bustillo. Son la última raza de caballos salvajes de Europa, herederos de los grandes rebaños de herbívoros que cazaban los hombres de Cromagnon, extinguidos en la Península Ibérica hace más de 1.000 años.
Estos caballos compartirán el espacio palentino con un sorprendente grupo de bisontes europeos (Bison bonasus),
donde ya pastan en régimen de semilibertad 15 ejemplares y ha nacido la
primera cría. España contribuye así a los esfuerzos internacionales por
salvar estas dos especies y, a la vez, recupera con ellas los símbolos del paleolítico pintados en las cuevas hace 30.000 años.
Fernando Morán, presidente del Centro de Conservación del Bisonte
Europeo en España, es el promotor de tan aventurero proyecto que
considera una apuesta de futuro y desarrollo sostenible. Le apoyan,
entre otros, el alcalde de San Cebrián de Mudá y el periodista ambiental
Benigno Varillas.
Soñar con el regreso de los grandes rebaños paleolíticos es ya imposible. Pero lo que sí pueden lograr estos animales es ayudar al desarrollo rural
de zonas que se están quedando sin habitantes y sin ganadería como es
la montaña palentina, al mismo tiempo que se protege a animales en
peligro de extinción y se lucha contra los incendios forestales. Aunque
sólo sea por ello, el proyecto merece la pena.
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La reserva nacional del bisonte europeo está en San Cebrián de Mudá, Palencia (www.mundominer.es).
La visita es guiada, cuesta 4 euros y dura unas dos horas. Como los
animales se mueven libres por la reserva no hay seguridad de verlos, por
eso se recomienda ir a primera hora de la mañana.