Ha muerto la mona Chita. He ahí un obituario. La noticia ha saltado el día de los inocentes provocando inicialmente las lógicas reservas. Pero la defunción queda confirmada. Ha sido de infección renal a la provecta edad de 80 años, en un centro de acogida para primates en Florida. Varias generaciones de humanos por no hablar de la selva entera estamos sobrecogidos. Se ha ido la célebre mona (para nosotros siempre fue ella, aunque para los anglosajones era Cheeta, él, un macho) a hacerle compañía a su primo de zumosol albino Copito de nieve y a tantos otros simios de empaque como sus congéneres Ham, el chimpancé astronauta o la hembra Washoe, que fue la primera en aprender el lenguaje de signos.
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