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sábado, 12 de marzo de 2011

¡Cuidado que viene el lobo!

La población de ciervos y jabalíes se ha disparado en España. “Porque ya no les disparan”, justifican los cazadores. No es verdad, se siguen cazando, incluso en los Parques Nacionales bajo el eufemismo de “control de la población”. Pero no es suficiente.
Durante milenios los grandes rebaños de ungulados estaban controlados por los grandes carnívoros, por los lobos, hasta que llegamos nosotros. Y sustituimos a los cánidos salvajes por la caza. Los extinguimos y así, sin peligros en el campo, nos las prometíamos muy felices dando rienda suelta a nuestros instintos predatorios con total exclusividad. Aunque en los últimos años las cosas se han torcido. Cada vez son menos las personas que disfrutan matando animales y tienen dinero suficiente para costearse tan elitista afición.
Los gestores medioambientales se enfrentan así a una compleja tesitura. Si aumentan las poblaciones cinegéticas, o aumentamos las escopetas o aumentamos los depredadores naturales. Porque si no lo hacemos llegarán las epidemias junto con los daños a la agricultura y a la flora autóctona.
Precisamente estos días los ecologistas han reclamado el regreso del lobo al Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres) con el fin de equilibrar las elevadas densidades de herbívoros silvestres. Una reintroducción que mejoraría su atractivo turístico y natural, ofreciendo nuevas oportunidades de negocio. ¿De dónde vendrían esos lobos? De lugares como Castilla y León, donde sus poblaciones se están recuperando lentamente.
Pero en esa región tienen ideas diferentes. Allí siguen apostando por su desaparición, especialmente en periodo electoral. ¿Lo último? Pedir a Europa que retire la protección de la especie al sur del Duero para poderlo matar con la misma impunidad que hacen al norte. A eso lo llaman desarrollo sostenible.

Puedes leer la noticia original, en su fuente de procedencia.

1 comentario:

  1. La verdad es que es un tema muy controvertido, por un lado el lobo con derecho propio, y por otro lado el ser humano, con demasiado creo yo.

    En fín, ya se sabe como acabará por desgracia.

    Un saludo.

    Samuel Enrejado

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