El jugador panameño Luis Moreno ha sido vilipendiado, amenazado de muerte y será sancionado tras la patada que propinó el domingo a una lechuza durante un partido de la liga colombiana entre su equipo, el Deportivo Pereira, y el Atlético Junior de Barranquilla, que jugaba de local. La lechuza murió la madrugada del martes en una clínica veterinaria de la ciudad caribeña, en la costa atlántica de Colombia, horas antes de que fuera liberada.
El video de la transmisión del partido muestra que la lechuza, aturdida por las luces y el ruido del estadio, es alcanzada por el balón y cae al suelo. El árbitro detiene el juego. Moreno, que no es el jugador más cercano al animal, recorre varios metros para patearlo fuera del campo. El sonido refleja que la indignación de los asistentes al Estadio Monumental de Barranquilla es inmediata -comenzaron a gritar: "¡Asesino!"? y rápidamente contagió a todo el país. Moreno se disculpó, visitó al día siguiente el zoo de Pereira (a unos 100 kilómetros al oeste de Bogotá) y afirmó a los periodistas que se comprometía a visitarlo cada mes para demostrar su amor por los animales. Demasiado poco y demasiado tarde. "Si eso hace con un animalito, cómo tratará a un ser humano" .
Lo irónico es que la lechuza no murió directamente por la patada, sino por la cadena de sucesos que desencadenó. El ave fue atendida de inmediato en el estadio y enviada a una clínica veterinaria de Barranquilla, donde se supo que no había sufrido fracturas, ni siquiera un hematoma. "Estaba aturdida pero estaba bien. Hasta el día siguiente [lunes] empezó a respirar mal", recuerda Alexander Acosta, uno de los especialistas que la atendieron. Acosta sospecha que el ave, cuya especie no permite que se le mantenga en cautiverio, sufrió por la manipulación excesiva, la angustia de estar encerrada y los flashes de lo fotografos.Su diagnóstico, miopatía por captura. En otras palabras: estrés.
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